Dejen las críticas para el pueblo

por el buscador


periodicos 

Recuerdo que hace unos diez años una prestigiosa universidad estadounidense publicó un estudio donde se afirmaba que en Honduras las dos instituciones con más credibilidad eran la Iglesia Católica y el periodismo. Desde entonces muchas cosas han pasado: los canales de televisión se han multiplicado; los dueños de radioemisoras, con una visión mercantilista, han soltado su responsabilidad con sus oyentes y ahora venden los espacios para que cualquiera tenga su programa; y decenas de periodistas han salido de las universidades con un cartón bajo el brazo y, con contadas excepciones, con nada en la cabeza.

Además, particularmente en este gobierno, se ha comenzado a hacer énfasis en el término “grupos de poder”, lo que ha terminado de descubrir a muchos medios como simples herramientas utilizadas por sus propietarios para lograr sus propios fines, económicos y políticos.

Eso ha traído como consecuencia evidente un deterioro en la calidad de la información, lo que ha ido abriendo los ojos a la gente, que ya no ve a los periodistas con la misma devoción que hace diez años.

Y eso se vuelve particularmente cierto cuando algunos periodistas reciben de los dueños la orden de criticar o cuando quieren un “contrato de publicidad” o “moje” de parte del gobierno.

Por ejemplo, en la capitalina Radio América tienen a un periodista de nombre Rodolfo Colindres Erazo que lleva a los extremos su derecho a criticar. Le parece mal que el gobierno haga o que deje de hacer; que los funcionarios hablen o se queden mudos; que viajen o se queden inmóviles.

Pero lo detestable de todo esto  es que el tipo se enoja si alguien llama para hablar a favor del gobierno. Inmediatamente corta la llamada y dice que él no está hablando de política. Es decir, si él habla, critica y despotrica, entonces todo es “ecuánime”, “justo”, “correcto”, pero si otro llama para opinar algo diferente a lo que él dice, entonces es una cuestión “política”, “está pagado por el gobierno”, es “achichincle” y otros adjetivos peores.

Nadie dice que debe de hablar a favor del gobierno, y yo  menos, pero por lo menos que acepte opiniones contrarias. Que acepte que él no tiene toda la verdad, que hay personas que pueden tener una visión diferente.

Otro que raya en el colmo de la imbecilidad y que hace mucho daño al periodismo es un tonto que se la tira de payaso. Imagino que Oscar Morán Méndez es un incapaz y por eso el único trabajo que le dan es hacer un resumencillo de noticias en la misma radio en que trabaja el otro.

Pues cuando algún empresario o dirigente sindical u obrero da declaraciones a favor del gobierno, en el resumen de noticias que hace este tipo los tilda de “pro-gobiernistas”. La cosa se pone peor en horas de la tarde cuando hace un dizque reporte “desde el aeropuerto”, donde se tira carcajadas de las personas que hablan a favor del gobierno.

Sin embargo, cuando se refiere a Porfirio Lobo o al alcalde capitalino, Ricardo Álvarez, lo hace con un respeto que sobrepasa la vulgar “lameculoría” ¿Porqué será? Y en un remate de su ignorancia, cuando despide su sección se refiere a si mismo como el “licenciado en periodismo y miembro del Colegio de Periodistas de Honduras: Oscar Morán Méndez”, como si el haber ido a la universidad le diese alguna ventaja sobre los demás mortales. Pedazo de ignorante.

Además, no le da pena decir que es “miembro del Colegio de Periodistas”, una organización que no debería de existir porque el hecho de recoger información y difundirla es un derecho humano básico reconocido en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Y estos se creen con la potestad exclusiva de informar. Habrase visto.

Siguiendo con la lista de periodistas ignorantes, en la misma radio, hay una muchacha que se llama Fátima Cerrato, la cual debe ser una novata. Me parece que arrancó con buen pie, pero al poco tiempo comenzó a sacar las uñas. Supongo, tuvieron que aleccionarla bien.

La muchachita es experta en querer manipular a sus entrevistados. Y digo en querer porque casi nunca lo logra, especialmente cuando se enfrenta a políticos o funcionarios de agallaje. Para un ejemplo de manipulación y de descaro, recuerdo que cuando se realizó la última convención del Partido Nacional al entrevistar a los más reconocidos políticos nacionalistas insistía en afirmar en sus consultas que de allí “el Partido Nacional saldría graníticamente unido”.

¿Qué le importa a ella si los políticos salen unidos, peleados o si simplemente no salen? Su obligación es transmitir lo que pase, sea lo que sea. E incluso para efectos periodísticos es mejor que salgan peleados y no unidos. Sin embargo, ella insistía e insistía con los adjetivos “graníticamente unidos”, por lo que me llamó la atención. Me imagino que Pepe Lobo y compañía deben de haber pensado que estaba loca y que se  le estaba saliendo demasiado la saya, por lo que si bien le seguían la corriente no le paraban mucha bola, puesto que a ningún político le conviene decir que tiene a un periodista de su lado.

Otra muestra de manipulación, de las que a diario hace, se dio en una entrevista con Israel Salinas, donde como introducción, sus compañeros en cabina, dijeron que los dirigentes obreros estaban alineados con el gobierno y que incluso Manuel Zelaya marcharía con ellos durante la celebración del 1 de Mayo. Sin embargo, cuando la muchacha abordó directamente a Salinas, este le dijo que ella era la que estaba diciendo que Zelaya marcharía con ellos, no él.

“Usted es la que me está diciendo que el presidente vendrá a anunciarnos la concesión de un decimoquinto mes de salario. Si es así, si viene a anunciarnos un derecho de ese tipo, es bienvenido. Cualquiera que traiga buenas noticias para los trabajadores es bienvenido, porque de lo contrario esta fiesta es sólo para los obreros”, le dijo Salinas, tapándole la boca.

Y de este tipo de manipulaciones y descaros los hay a diario, tanto en la prensa radial, televisiva, como escrita. Recuerdo a una muchachita que dizque escribe para un periódico, quien lanzaba maldiciones porque Banadesa no agilizaba unos préstamos prometidos por el gobierno a la microempresa. Pero ¿Qué hubiera pasado si los fondos se hubieran entregado muy rápido? Seguramente habría dicho que los fondos se estaban utilizando como piñata, sin garantías.

Pues resulta que, por casualidad, la misma semana que quisieron salir con esa campañita comenzaron a entregar los créditos. Entonces en el mismo diario se quejaron porque el trámite era lento y bla, bla, bla. Las críticas de este tipo, sin base, sin fundamento, debilitan al periodismo hondureño.

No hay forma de darles gusto. Y es que los medios, por ser instrumentos de grupos de poder, han roto la delgada línea entre la información y la manipulación y eso ha hecho que la gente pierda la confianza en el “cuarto poder”.

Por eso creemos que si van a seguir utilizando a los periódicos, a las radios y televisoras para defender los intereses de los dueños, por lo menos dejen que el pueblo critique, a favor o en contra, de nuestras instituciones. No quieran manipular la verdad. En este país tan pequeño, ya todos sabemos quienes somos. No corten las llamadas, no publiquen sólo sus puntos de vista, hay voces disonantes que merecen ser escuchadas.