Los líderes católicos ya olvidaron sus ofensas al pueblo

por el buscador


Es inevitable. A veces el que va por lana sale trasquilado, y eso fue lo que le paso a los jerarcas católicos que ahora piden «cacao» a través de acólitos de tercera y de medios de comunicación golpistas y asesinos del pueblo. 

Lloran diciendo que los «ignorantes» miembros de la Resistencia les manchan las paredes de su catedral con mensajes ideológicos en los que la IGLESIA NO TIENE NADA QUE VER.

 Por lo que se ve tienen memoria corta. Se les olvida que hace un año el cardenalito pícaro, el mismo que recibía 100 mil «yucas» mensuales del gobierno, justificó el golpe de estado escudándose en el famoso artículo 239.

Ese artículo dice que quien ha ocupado el cargo de presidente no podrá ser presidente o designado y que quien quebrante esta disposición o proponga su reforma cesará inmediatamente en su cargo y se le inhabilitará durante diez años.

El cardenalito pícaro se llenaba la boca argumentando con ese artículo, engañando bobos, pues él bien sabía que no era aplicable porque seguramente una eminencia como él sabe que existe algo que se llama estado de derecho.

Ese estado de derecho es lo que nos hace a todos iguales ante la ley, al menos en teoría. En otras palabras ¿Si un cardenalito pícaro o un corrupto como Roberto Micheletti se escudan en el 239 para pedir la destitución de un presidente tendrán igual valor que un vendedor de verduras que pida la aplicación de ese mismo artículo?

Es obvio que para encontrar un equilibrio entre un extremo y otro necesitamos un punto de equilibrio llamado JUEZ. En otras palabras el debido proceso exige que si alguien cometió un delito sea requerido ante un tribunal y una vez que ese tribunal dictamina que se cometió el delito pues que procedan a destituir.

Pero el cardenalito pícaro no sólo se pasó la ley por salva sea la parte, si no que también hizo una advertencia para que Manuel Zelaya no regresara para  evitar un baño de sangre»… 

Y al final mataron a Isis Obed Murillo… con balas de goma, por supuesto, pero lo mataron.  Ahora a los santos católicos se les olvidan las gracias de sus líderes.

Cuando vas a la guerra alguna piedrita te tiene que caer, así que ahora dejémonos de pendejadas.